Hemos disfrutado del Día Mundial de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia participando en la iniciativa ‘100tífiques’, que reúne tres pilares fundamentales de nuestra misión educativa: las vocaciones científicas para una transformación cultural y sostenible, los centros de enseñanza como agentes primordiales de la educación, y los jóvenes como protagonistas del aprendizaje y promotores de un mundo más sostenible.

La iniciativa ‘100tífiques‘ ha sido impulsada por la Fundación de Investigación e Innovación de Cataluña en el marco de la Bienal ‘Ciudad y Ciencia’. Uno de los actos ha tenido lugar en el Instituto Pau Claris de Barcelona donde María Teresa Pay, científica del Barcelona Supercomputing Center (BSC), ha hecho en una charla al alumnado de primero de ESO para compartir su experiencia y conocimientos como a científica.

La misión principal de una persona científica es crear preguntas para intentar solucionar los problemas de la sociedad; así es como María Teresa Pay ha definido su vocación como científica. Y las preguntas que ella formularse como estudiante de química estaban relacionadas con la calidad del aire; quería saber qué es lo que respiramos y cómo podemos mejorarlo.

Maria Teresa trabaja con el Supercomputador Marenostrum del BSC, el más potente de España. ¿Qué es un Supercomputador y para qué se utiliza?, se preguntaban los jóvenes. Se trata de una infraestructura que se dedica a generar conocimiento que puede aplicarse a todas las disciplinas científicas, a la ingeniería y a la industria. Les explica María Teresa que el Maresnostrum permite calcular la vez pero de forma distribuida, diferentes datos relativos a informaciones de diferentes áreas de investigación.

La investigación del BSC se divide en cuatro grandes áreas: las ciencias de la computación, la ingeniería, las ciencias de la tierra y las ciencias de la vida. En esta última es donde trabaja María Teresa y donde investiga sobre la calidad del aire. La científica pregunta a los alumnos si saben qué es la contaminación atmosférica y si, conscientes de la problemática, se han imaginado cómo será el clima en el futuro y cómo nos afectará. También les invita a reflexionar sobre cuáles son los principales causantes de la contaminación y les pregunta qué pasaría si se eliminaran los coches de las ciudades.

Precisamente, la investigación que desarrolla quiere dar respuesta a estas preguntas permitiendo, entre otros hitos, pronosticar la contaminación atmosférica que habrá en lugares determinados del planeta. De tal manera que, explica Maria Teresa, al igual que las personas condicionamos nuestras actividades y planes al tiempo que hará, podemos adaptarnos a la contaminación atmosférica que habrá.

 

Desde el BSM ha desarrollado la aplicación CALIOPE que informa del pronóstico de la calidad del aire en España y en Europa. Con esta herramienta, argumenta Pay, la ciudadanía puede elegir si quiere ir a lugares con mayor o menor contaminación a hacer actividades. También, en cuanto a gobernanza municipal y estatal, los pronósticos de contaminación facilitan indicadores para que las personas gobernantes puedan tomar medidas y justificar actuaciones como reducir las emisiones de contaminantes a la atmósfera restringiendo la circulación de vehículos en las ciudades.

Maria Teresa insiste en la importancia de la investigación científica para poder identificar de dónde provienen las partículas contaminantes que circulan en el aire y conocer la influencia que tienen los fenómenos meteorológicos o la orografía del territorio en la contaminación. Y recalca la importancia de comunicar y divulgar el conocimiento científico para que las personas puedan aprenderlo y apoderarse en la toma de decisiones.

Antes de terminar su exposición, María Teresa se reafirma con su vocación científica argumentando que el aire limpio es un derecho y que las personas científicas tenemos la responsabilidad de dar a conocer el problema y ayudar a solucionarlo.

Seguro que la charla no sólo ha ayudado a despertar el interès por la ciencia entre chicas y chicos, sino que ha contribuido a la concienciación sobre sostenibilidad ambiental entre el alumnado; una misión que compartimos. Desde Lavola contribuimos a informar, sensibilizar y educar a las personas para que puedan tomar decisiones y actuar de manera sostenible. A través de nuestras soluciones para la educación para la sostenibilidad y en los programas y equipamientos con los que colaboramos, queremos impulsar el cambio cultural necesario para un mundo más sostenible a través de la educación científica, tecnológica y social.